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Pastores: Tito y Delmy Escalante

Visión

"Ser una congregación de gente sana y libre que bendice a sus miembros y amigos con el Evangelio de Jesucristo en un ambiente de amor, respeto y aceptación"

domingo, 18 de diciembre de 2011

LA NECESIDAD DE IR UN PASO MÁS ADELANTE

No podemos quedarnos como un centro de beneficencia, que tolera y respalda el ocio y la vagancia. Por el contrario, la misión del pastor integral es potenciar y dignificar al ser humano con el evangelio del Reino de Dios, no debemos promover actitudes parasitarias, pues estas despojan de su dignidad al ser humano creado a imagen y semejanza de Dios.

a. El peligro del asistencialismo

Uno de los peligros en los que puede caer la iglesia cristiana que desea desarrollar ministerios con misión integral, es el de convertirse en un centro asistencial, que solamente procure resolver los problemas vitales de las personas, llevarles comida, ropa y medicinas. Vivimos en una cultura caracterizada por la pereza, la mediocridad y la dependencia de la ayuda que sin mayor esfuerzo se pueda obtener.

La iglesia no es “laguna para mantener lagartos”. Entonces la pregunta es: ¿Cómo encontrar el equilibrio entre solidaridad, caridad, misericordia y una cultura dependiente? Misión integral es más que asistencialismo, no es la promoción de una actitud parasitaria y dependiente de la ayuda generosa de personas comprometidas con el Evangelio del Reino de Dios. Es peligroso que la iglesia, en su sinceridad, caiga presa de personas vividoras que se hacen las víctimas para lograr conseguir algo de comida gratis. Personas que no están haciendo nada para mejorar su calidad de vida.

Jesús no promovió la mendicidad, por el contrario, cuando encontró personas discapacitadas, cambió sus realidades y les dio instrucciones que les condujeran a nuevas acciones, a no quedarse en el camino viviendo de la lástima de los demás[1], sino a asumir una actitud diferente ante la vida, a comenzar a hacer algo. La misión no es regalarles pan y pescado para que se quiten el hambre un día; sino enseñarles como ganarse el pan, y como desarrollar las habilidades para pescar. Así cada día satisfarán sus apetitos cuando tengan hambre y podrán vivir con dignidad esta nueva vida en Cristo Jesús.

b. No hay misión integral sin desarrollo

El apoyo que la misión integral debe promover en las congregaciones, debe ir acompañado de una definida intención de promover las herramientas y recursos para el desarrollo integral, convirtiendo a los miembros de las comunidades en protagonistas de su desarrollo. En esto juega un papel importante la educación, las capacitaciones en los distintos temas de la vida cotidiana, el desarrollo de habilidades para la vida y la promoción del emprendedurismo.

Cuando una persona se convierte en receptora de alguna ayuda, eso tiene un impacto en su autoestima y la valoración propia. Los seres humanos poseemos una dignidad que debe ser reforzada por el desarrollo de habilidades y capacidades que les hagan resolver sus propias necesidades. Esto genera un delicioso sentimiento de realización. El trabajo dignifica a las personas, por lo que la misión de la iglesia es proporcionar el elemento detonador de las capacidades que toda persona posee y que no ha descubierto o desarrollado.

c. Elementos fundamentales para el desarrollo humano

La educación

El conocimiento es un poder que por años ha estado al servicio de unos cuantos privilegiados. Quien tiene el conocimiento posee la capacidad para lograr su desarrollo y el de su comunidad. A mejor calidad de la educación, existen más probabilidades de progreso. Por lo que el cristianismo debe promover la formación académica en todos los niveles de la sociedad. El analfabetismo es hermano gemelo de la ignorancia y esta tiene como hijos a la pobreza, la enfermedad y la muerte.

Si queremos cumplir con el evangelio completo de Jesucristo, necesitamos ir un paso más allá del asistencialismo y promover la educación como medio de progreso y desarrollo. Es interesante cómo la historia describe el papel que la iglesia ha jugado en el establecimiento de instituciones educativas al más alto nivel. En El Salvador los más importantes colegios fueron fundados por comunidades cristianas que comprendieron el valor de la educación como parte de la pastoral integral, algunas de estas instituciones educativas de religiosos, han formado académicamente a los más importantes líderes de nuestro país. Gloria a Dios por aquellas denominaciones evangélicas que pudieron ser sensibles a la voz del Espíritu y comprendieron la relevancia de apostarle a la educación como instrumento de desarrollo integral.

Los colegios bautistas de Santa Ana y San Salvador, y los Colegios “Rev. Juan Bueno” de las Asambleas de Dios un ejemplo de esto, sin embargo algunas veces las instituciones educativas evangélicas carecer en la práctica de un perfil definido. Lo que a la larga hace imperceptible en la sociedad la influencia de sus educados. No basta con abrir escuelas, no es suficiente con ofrecer títulos académicos, se necesita de una planificación deliberada que logre impulsar el desarrollo humano a través de la educación.

Como bien lo afirma el Ingeniero y teólogo Tito Orlando Llanes en su ponencia Contribución de las iglesias protestantes al desarrollo de la educación en El Salvador” (2011)

La educación, para las iglesias cristianas de expresión evangélica, no solo ha sido un concepto más, la educación ha sido una práctica dentro de las iglesias evangélicas, ha sido una acción, ha sido un estilo de vida, ha sido un ministerio.

Se debe destacar la educación como una función vital en la vida y misión de nuestras iglesias. En la comprensión de un ministerio integral, la educación, la enseñanza, la pedagogía, es parte sustantiva de dicho ministerio.

Con el arribo del protestantismo a El Salvador, a finales del siglo XIX y principios del Siglo XX, también llegó la educación. Los primeros misioneros encontraron en América Latina, en general, y en El Salvador, en particular, un pueblo ágrafo, un pueblo no educado, no solo en aspectos bíblico-teológicos, sino también en aspectos de la educación secular.

Wilton M. Nelson (1983), dice al respecto, las provincias centroamericanas estaban muy atrasadas en todo sentido al fin de la época colonial. En Costa Rica, por ejemplo, [dice Nelson citando la Historia de Costa Rica de Carlos Monge (1956)] en los primeros años del siglo XIX podían contarse con los dedos de una mano las escuelas de primeras letras. Pocas personas sabían leer y escribir.

Esta realidad despertó en ellos un genuino interés, una sincera preocupación por educar a nuestra gente. El Reverendo William Keech, misionero general de la obra Bautista en El Salvador, desde junio de 1911, escribió en su primer informe anual a la Misión en 1912, “necesitamos escuelas. De esto depende mucho el futuro de nuestro trabajo.” (Northrip, 1953)

Sin educación no hay superación ni desarrollo integral, por lo que debemos volver nuestro interés por fortalecer y promover la academicidad para todas las edades, en la medida que la iglesia valore la formación académica, en esa misma medida experimentará el cambio social, económico y espiritual.

El emprendedurísmo

Otro componente de gran valor e importancia para el desarrollo humano lo constituye el trabajo. Es decir que el esfuerzo humano bien orientado tiene el poder de generar riqueza a cualquier persona. El problema es que para nuestra gente es más fácil vender la fuerza de trabajo, que utilizarla en beneficio propio. Primero porque en ocasiones falta capacitación; debido a la orientación que la labor académica realizada en nuestro país posee. En segundo lugar debido al temor que se tiene al fracaso. Y en tercer lugar por la escases de recursos económicos para poder impulsar un negocio o manufactura.

Sin embargo, necesitamos reconocer que las necesidades humanas sobrepasan las capacidades de cualquier ministerio o agencia misionera. Por lo que una acción pertinente en nuestro propósito de predicar y vivir un evangelio integral, deber promover la pequeña empresa y apoyarla a través la capacitación laboral y en asuntos relacionados con la administración de empresas. Además canalizar las ayudas de los donantes, para proporcionarles un capital semilla que sirva en el arranque de un nuevo negocio o manufactura.

La iglesia debe recordar a los fieles y a la comunidad en general el primer mandamiento del Señor a la humanidad: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. (Génesis 1:28). Hay grandes capacidades, talentos y habilidades en los ser humanos que sencillamente están ocultos y no permiten el desarrollo. No se trata de regalarles un pescado; sino, de enseñarles a pescar. Alguien dijo que “el hambre es la madre del invento”. Si esto es cierto, nuestra gente tiene la materia prima necesaria para comenzar a crear un futuro mejor. Hay que decir no al asistencialismo y darle la bienvenida a la cooperación que conduce al emprendedurismo, a la libertad financiera y la satisfacción de las más vitales necesidades humanas. Démosles de comer; pero enseñémosles a cocinar. Haciendo esto podremos bendecir a más personas y lograr el cambio social necesario en este mundo tan dispar.

d. Alto, es necesario el equilibrio.

Durante el desarrollo de este ensayo, se ha procurado establecer la importancia que tiene delante de Dios la práctica de una espiritualidad integral. Y que esta vivencia del cristianismo incluye establecer saludables relaciones con los seres humanos al punto de obedecer al Señor Jesús en el segundo Gran mandamiento que es amar al prójimo a como a uno mismo. Compartiendo el pan con los necesitados, luchando por la justicia y la igualdad de todos los seres humanos, principalmente por los menos favorecidos.

Sin embargo, cuando hablamos de pastoral salvadoreña con enfoque de misión integral, debemos hacerlo sin confundir solidaridad con espiritualidad. Si bien es cierto que la espiritualidad de una persona se puede medir por su entrega en beneficio de los pobres y las causas justas. Esto no significa que la solidaridad y la empatía van a sustituir la vida de adoración, oración, lectura de la Escritura y el ministerio de la Palabra. Se necesita seguir teniendo vida de iglesia; porque es desde ahí que la caridad debe impulsarse.

Algunas personas pueden estar tan involucradas teórica y prácticamente en la misión integral, llegando a olvidar el valor que tiene, estar a los pies del Maestro[2] escuchando su voz y enseñanza. El cristianismo en El Salvador debe buscar el equilibrio entre la comunión con los hombres y con Dios. No se debe abrazar la una en detrimento de la otra. Ni tampoco se debe caer en reduccionismos, creyendo que la vida cristiana se limita a la práctica de la solidaridad y la lucha por una sociedad más justa. Cayendo en estilos de vida caracterizados por conductas libertinas que contradicen la moral y la ética cristiana. Ser solidario y ser santo deben ir de la mano, pues la misma la misma Biblia de la que aprendemos acerca del amor al prójimo; también enseña el amor a Dios sobre todas las cosas.



[1] Biblia, Reina Valera 1960, Marcos 2:11-12 “A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.

[2] Lucas 10:38-42

jueves, 8 de diciembre de 2011

DIFICULTADES DE UNA PASTORAL INTEGRAL

Hablar de pastoral deber dar a cualquiera la idea de un hombre apoyado en un cayado y rodeado de ovejas, que no solamente camina con ellas, sino que comparte con ellas su vida, e incluso llega a estar más cerca de ellas que de su propia familia, y estaría dispuesto a hacer cualquier sacrifico en bienestar de su rebaño. Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa”[1]

Es necesario reconocer que una pastoral al estilo de Jesús es extraordinaria, y que la única manera en la que una persona puede llegar a asumirla, es a través del amor por el rebaño y la renuncia al sueño propio[2]. No es fácil ser un buen pastor, en el camino habrá dificultades que impedirán que cumpla con su misión y tendrá que hacer frente a tentaciones que procurarán extraviarlo. Existen algunas cosas que están impidiendo que los ministros de Cristo cumplan con su oficio pastoral, algunos tienen miedo a los estigmas de la sociedad y de los mismos religiosos, además de la carencia de recursos económicos necesarios para suplir las necesidades del rebaño, y no faltará aquel que piense en términos financieros, además de los que les tienen miedo a los compromisos a largo plazo.

a. Temor por el estigma político

Cuando una congregación, ministerio o pastor se compromete con la causa de los desposeídos, los marginados, los huérfanos y las viudas, corre el peligro de ser etiquetado como socialista, comunista e izquierdista. Debido a que cualquier acto que se desarrolle dentro de la polis será una acción política, estas etiquetas no dejan de tener un impacto en la manera que se asimila cualquier acompañamiento de los afligidos en nuestro país.

Por estar ubicados políticamente en el hemisferio occidental del planeta, la identificación con una tendencia política de izquierda, no deja de causar cierta incomodidad en las personas que son estigmatizadas de esta manera. Lamentablemente casi todo acto de solidaridad, compasión y misericordia, es interpretado en este mundo que promueve el consumo y el egocentrismo; como un acto político sospechoso.

Por lo que algunos consideran más cómodo dedicarse a otros quehaceres de la vida religiosa, olvidando por conveniencia social, el involucramiento en la solución del drama humano. Ya que quien se atreva a caminar entre los leprosos, los marginados, los desposeídos, los violentados y los abusados de la sociedad, será estigmatizado y señalado como un peligro para el status quo, una persona poco grata; como un idealista poco realista.

b. Carencia de recursos

Otro elemento que algunas veces puede ser un obstáculo para desarrollar una pastoral integral, es la carencia de recursos; principalmente los económicos. En muchas congregaciones existe el deseo de apoyar proyectos de desarrollo comunitario y asistencia médica. Pero todos estos proyectos requieren de recursos económicos que en la mayoría de veces no están disponibles, por el hecho de que las congregaciones que viven de cerca la angustia del pueblo, dependen de las aportaciones económicas de los miembros de la congregación, que al mismo tiempo pertenecen a la comunidad donde se está procurando desarrollar una pastoral integral.

Sin embargo, cada cristiano tiene el compromiso de practicar la misericordia y la solidaridad con su próximo, en la medida de sus capacidades y a partir de su realidad, todos debemos compartirnos con el necesitado teniendo caridad y partiendo nuestro pan, como lo señala Isaías 58:7 “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Biblia, RV1960).

Si bien es cierto no tenemos la capacidad de montar proyectos de asistencia comunitaria, debido a los pocos recursos económicos con los que cuentan las congregaciones que tiene esta carga cristiana, sí podemos practicar la solidaridad desde nuestra propia realidad en la medida de nuestros recursos. Cada cristiano puede dar frutos dignos de arrepentimiento[3], despojándose de la actitud egocéntrica que caracteriza la vida sin Dios y conduciéndose por el camino de la caridad.

c. Baja rentabilidad

Otro elemento que detiene el desarrollo de una pastoral integral en las congregaciones de El Salvador, es la visión de iglesia que se ha desarrollado a partir de los modelos establecidos en las últimas dos décadas con las denominadas Mega Iglesias. Muchas son las personas que se han visto atraídas al ministerio pastoral debido a la rentabilidad que los pastores de dichas iglesias manifiestan en sus estilos de vida, es decir que el modelo de iglesia popularizado en los últimos años promete a sus pastores grandes ganancias económicas, como para poder llevar un estilo de vida suntuoso y cómodo.

Sin embargo cuando hablamos de pastoral integral, no estamos viendo a los feligreses como objetivos comerciales; sino como receptores de gracia, no se está pensando en cómo extraerles hasta el último dólar; sino en cómo ayudarles a mejorar su calidad de vida.

Cuando se ve a las personas desde una perspectiva mercantilista, difícilmente será atractivo el ministerio pastoral desde la misión integral. Hoy día con la influencia de los medios de difusión denominados “cristianos” y su llamada “teología de la prosperidad”, son muchas las personas que ven en el fenómeno religioso una oportunidad para salir de su pobreza económica, a costa de explotar a los otros pobres y así mejorar ellos su calidad de vida sin importarles que la verdadera salvación se materialice en la vida cotidiana de los miembros de su comunidad.

Estamos en una época en la que el éxito personal se mide por la opulencia con la que se vive, si un pastor está dedicado a predicar y vivir el evangelio de Jesucristo en su comunidad y no vive rodeado de lujos, su ministerio no es considerado como exitoso. El éxito se mide por la residencial donde se vive, la marca del vehículo, la marca en las ropas y los restaurantes que se frecuentan además de la arrogancia que de manera natural se manifiesta en algunas personas que poseen estas marcas de éxito. Todo esto hace poco atractivo un ministerio al estilo de Jesús, que no solamente ofrece la vida eterna en el cielo; sino que se interesa de manera sincera por las necesidades de sus seguidores y por compartir la vida con ellos. No tiene nada de malo la prosperidad de los ministros; pero sí es indecente cuando se ve la obra de Dios como la finca personal y familiar.

d. Temor al compromiso

Una acción esporádica, cualquiera puede realizarla, pero la pastoral integral tiene que ver con algo más que una mera acción motivada por la lástima. La vida cristiana es una invitación al compromiso[4], no se trata de una acción sino de una forma de vida, es llegar a la plena convicción que deseamos dedicar nuestra vida y recursos al servicio del Reino de Dios en beneficio del prójimo. Es hacer nuestra la misión de Jesús y vivir para materializarla en cada aspecto de nuestra vida terrenal, sabiendo que esto tiene gran valor delante de los ojos de Dios.[5]

Muchas veces las personas desean contribuir con el cambio social, pero hay temor al compromiso que esto demanda, se desea ayudar pero no comprometerse, colaborar pero no darse color. Al igual que Nicodemo[6] conocemos la verdad, pero preferimos no comprometernos con ella ocultándonos bajo las sombras de la noche, la invitación para esta nueva generación de creyentes permeados por los valores de la postmodernidad, es la misma que Jesús hizo a Nicodemo: “Hay que nacer de nuevo para poder entrar en el Reino de Dios[7]

El compromiso con el Reino de Dios, es el factor que hará posible un cambio de conducta hacia una labor pastoral interesada en el desarrollo humano y en la mejoría de la calidad de vida de nuestras comunidades, ha llegado la hora de avanzar y de que la iglesia de Cristo en este tiempo asuma el compromiso inherente a su llamado a ser luz y sal de la tierra[8]



[1] Juan 10:11-12

[2] Lucas 9:23 “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”

[3] Biblia, Reina Valera 1960, Lucas 3:8;11 “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo”

[4] Biblia, Reina Valera 1960, Lucas 9:23 “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”

[5] Mateo 25:34-40

[6] Biblia; Reina Valera 1960, Juan 3

[7] Ibid, Juan 3:5 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”

[8] Biblia, Reina Valera 1960, Mateo 5:13 “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”

domingo, 4 de diciembre de 2011

Confusión en el concepto de espiritualidad

La espiritualidad de los evangélicos en América latina se ha reducido a ritualismo cúltico, se ha promovido una espiritualidad que conduce a las personas a separar la vida religiosa de la cotidiana. Los evangélicos limitamos la experiencia religiosa al tiempo dentro de las instalaciones de los templos; vida espiritual es sinónimo de oración en el Templo, cantos y teorización de la Sagradas Escrituras.

Es evidente que ha faltado a la teorización, la ejecución y aplicación de las enseñanzas del Evangelio de Jesús, la espiritualidad se ha concebido solamente como relación con Dios, olvidando que la validación de esta relación se obtiene en el compañerismo y la comunión; en la compasión y amor al prójimo;[1] en la solidaridad con el necesitado; en la caridad con el huérfano y la viuda.[2]

La única manera de medir la espiritualidad de una persona es por medio de la forma en la que se relaciona con el prójimo y con los miembros de la familia de la fe. Juan 13:35 dice “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Biblia, RV1960). También en la 1a Carta, Juan vuelve a afirmar que la espiritualidad no se mide por los ritos religiosos que se practiquen, sino por el amor a los hermanos. El texto de 1 Juan 4:20-21 es contundente: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano” (Biblia, RV1960).

No hay espiritualidad sin compañerismo, solidaridad, generosidad, servicio y amor. Sin estos elementos la fe cristiana se reduciría a otra religión más, carente de vida y dinamismo. Por lo tanto, carente de poder transformador y dejaría de ser digna de proclamar el mensaje del Evangelio del Reino de Dios. Ya que aunque la iglesia no es el Reino de los Cielos; sí es la asignada para la materialización del Reino de Dios. El gobierno de Dios se hace visible en la manera que la iglesia logra ser la sal,[3] luz[4] y la levadura[5] de este mundo. Y esto se logra a través de la práctica de los valores del Reino de los Cielos predicados por nuestro Señor Jesucristo y vividos por sus seguidores. La relación espiritual que una persona tiene debe traducirse en acciones que abonan a que este mundo sea un lugar mejor, caracterizado por la justicia, la paz y la alegría.[6]

Mientras la iglesia cristiana evangélica continúe prisionera de concepciones supersticiosas acerca de la espiritualidad, no logrará disfrutar de lo impresionante que es el Reino de Dios. Esta espiritualidad supersticiosa de algunas congregaciones pertenecientes al cristianismo evangélico, peligrosamente raya con características del espiritismo pagano.[7] Lamentablemente en una considerable cantidad de congregaciones de corte profético y pentecostal, el estudio serio de las Sagradas Escrituras es visto con recelo. Hay un desprecio declarado por lo académico y una tendencia por espiritualizar todas las cosas.

No se puede negar la obra del Espíritu Santo en medio de la iglesia, pero sí es necesaria una comprensión pneumatológica que tenga profundas raíces en las Sagradas Escrituras correctamente trazadas. De tal manera que no se confunda emocionalismo con espiritualidad, la iglesia evangélica debe vivir en el poder del Espíritu sin caer en charlatanería barata. La iglesia de Cristo debe evitar vender cielo falso y dosis de la nueva droga que los consumistas de esta época buscan en las religiones. Si Karl Marx dijo que la religión era el opio de los pueblos,[8] hoy en día la gente llega a la iglesia por su dosis de “cocaína espiritual”, andan buscando a un motivador que les mantenga despiertos y felices. No buscan predicación; sino motivación, si alguien quiere llegar a tener una mega iglesia, deje de predicar y póngase a motivar.



[1] 1 Juan 4:20

[2] Deuteronomio 14:29; Santiago 1:27

[3] Mateo 5:13

[4] Mateo 5:14

[5] Mateo 13:33

[6] Romanos 14:17

[7] Algunas congregaciones tienen prácticas que se encuentran fuera de toda hermenéutica bíblica, y que más bien responden a la mentalidad supersticiosa de sus líderes. Confundiendo profecía con adivinación y el poder de Dios con magia. Además de recurrir a amuletos cristianos, asignándoles poderes milagrosos a objetos e incluso personas, teniendo una fuerte inclinación a creer e interpretar cualquier situación contraria como producto de la brujería, lo que hace mantener a los fieles bajo un estado continuo de psicosis, pues miran demonios en todas partes. En estos círculos son frecuentes los diagnósticos de posesiones demoníacas.

[8] La cita aparece en el escrito de Marx “Contribución a la crítica de la Filosofía de Hegel” (1843: Kritik des hegelschen Staatsrecchts) publicada en 1844 en el periódico Deutsch-Französischen Jahrbücher, que el propio Marx editaba.