ANTIGUA CALLE A TONACATEPEQUE, URBANIZACION LAS MARGARITAS, FRENTE A BODEGAS DE FABRICA IMSA, 300 METROS AL NORTE DE UNICENTRO SOYAPANGO, SAN SALVADOR, EL SALVADOR, CENTROAMERICA





Pastores: Tito y Delmy Escalante

Visión

"Ser una congregación de gente sana y libre que bendice a sus miembros y amigos con el Evangelio de Jesucristo en un ambiente de amor, respeto y aceptación"

jueves, 29 de julio de 2010

ADORACION

LA VERDADERA ADORACION
Isaías es un profeta pre exilico, perteneciente a la clase alta con mucha riqueza material y cultural, que nace en Jerusálen, por lo que estando cerca del Templo y teniendo acceso inmediato a observar las celebraciones de las fiestas solemnes que se realizaban en el Templo, es llamado por Dios a ejercer el oficio profético.
Para comprender el mensaje de Isaías se hace necesario en primer lugar asimilar la realidad espiritual de la clase sacerdotal, y en segundo lugar identificar la labor profética como una respuesta a la pérdida de la credibilidad en la que había caído la representación sacerdotal. En tercer lugar es necesario reconocer que una liturgía oficiada por ministros desautorizados ética, moral y espiritualmente, dejarán como resultado la pérdida de valor de cualquier expresión cúltica que realicen.
Isaías 1:10-20 contiene al inicio del registro profetico una interesante lista de acusaciones, que van desde una comparación con dos ciudades emblematicas de la perversión, la corrupción y la inmoralidad, hasta la reprobación del culto sincero pero cargado de injusticia. Los primeros versículos del capitulo uno describen la realidad espiritual del pueblo de Dios. Son comparados con enfermos llenos de llagas supurantes, aunque en el área económica habían logrado prosperar.
Las mujeres de Jerusalén tenían buena ropa, buena comida, exquisitas joyas y delicioso perfumes. Surge entonces una interrogante ¿Será acaso que cuando se desvanecen las necesidades materiales, tambien se desmejora la calidad del servicio a Dios? Lamentablemente cuando las personas y los líderes religiosos están en bonanza material son incapaces de empatizar con la realidad y la necesidad de las grandes mayoría atrapadas en la pobresa, la misería y el desprecio.
El profeta Isaías es encomendedo por Dios para descubrir el corazón de su pueblo, que al parecer se encontraba satisfecho con la cantidad y calidad de los sacrificios y la celebración de las más importantes fiestas del calendario liturgico hebreo.
El problema es que se había abierto un brecha que cada vez se ampliaba más entre los ricos y los pobres, entre los que tenían mucho los que no tenían nada, se había perdido el concepto de misericordia, la justicia se había vendido y el derecho estaba secuestrado en manos de los poderosos. Es necesario entender que en lo que atañe a lo espiritual se necesita que se tenga corazón, necesita ser acompañado con acciones justas, no solamente se trata de cumplir, no solamente se trata de llevar sacrificio, es algo más que participar en los cultos al Señor.
El cristiano de esta época corre el peligro de creer que los más iimportante es asistir a la congregación, dar ofrenda, pagar diezmos y servir. Sin importar la calidad de vida ética y moral de los participantes; es decir que cualquier persona puede estar explotando a sus empleados, aprovechandose del débil, dejándo literalmente desnudos y en la calle a los pobres. Y aun asi, pretender que Dios reciibe sus ofrendas, diezmos y servicio.
Según el profeta Isaías Dios no acepta este tipo de “culto”, sino que lo reprueba al grado de aborrecerlo. Todo lo que se había establecido el Levitico como parte del culto agradable al Señor, ahora es aborrecido por él, es decir que no basta con cumplir, es necesario que el cumplimiento del servicio al Señor vaya acompañado de una vida justa. El llamado es al arrepentimiento, a volver al Señor para tener algo más que riquezas materiales, a volver al favor y la comunión con el Eterno
Vivimos un época, donde lo más importante es la asistencia a los cultos y no la consistencia de la vida cotidiana, lo más importante es la ofrenda y el diezmos y no la justicia y la misericordia, donde lo más importante es el servicio aunque las manos estén cargadas de homicidios, violencia, robos, inmoralidad sexual, irrespeto al derecho e injusticia.
Lamentablemente vivimos una época en donde lo más importante es el “show” en las iglesias y en donde al igual que en los tiempos de Isaías, las personas desean tener pastores que se identifiquen con los sacerdotes y no con los profetas.
La verdadera adoración es el resultado de una vida piadosa, justa, solidaria, cooperativa, caracterizada por el amor y el respeto al prójimo. En otras palabra “manos limpias y corazón puro”. Sin esto lo que queda es solamente ruido sin sentido ni significado.

sábado, 24 de julio de 2010

SALUDO CARIÑOSO

Para todas y todos los miembros del TCB, y los hermanos y hermanas que en Estados Unidos nos visitan y no se olvidan de su congregación que les ama. Además agradecer a los que nos visitan de latinoamerica, muchas bendiciones para ustedes. Y finalmente deseo agradecer a los que dejan sus comentarios. Dios les bendiga

jueves, 22 de julio de 2010

¿SERÁN EKKLESÍA LAS IGLESIAS?

Vivimos una época en la que a cualquier grupo de personas que toman como pretexto el Nombre de Dios se le llama iglesia. Sin importar las motivaciones que se encuentren tras el origen de dicha organización. Es frecuente que grupos de personas que se encuentren incomodas en una congregación, decidan levantarse contra la autoridad del pastor y promover una división iniciando de esta manera una nueva “iglesia”.
En todas las direcciones que tomemos, fácilmente podemos encontrar una iglesia a la medida de nuestra arrogancia, algunas fundadas con una buena estrategia mercadológica y otras sin ningún recurso ni idea hacia donde se dirigen, en fin “de todo hay en la viña del Señor”
Un poco de historia a nadie perjudica, y con respecto al origen de la palabra iglesia, debemos reconocer su origen común. La ekklesía era la principal asamblea de la democracia ateniense en la Antigua Grecia. Fue instaurada por Solón en el 594 a. C.,
Es decir que en los tiempos de Cristo era el vocablo de uso común para referirse a una reunión donde se dilucidarían asuntos de interés popular. No tenía para nada una connotación religiosa. Sin embargo, Cristo uso el término para referirse a la congregación que se reunía en su Nombre.
Si somos justos, y a cualquier reunión se le puede denominar iglesia. Entonces estos grupos que se reúnen e inician movimientos inspirados en sus propios sueños, por rebelión, por poder o por ganancia deshonesta, no tienen ningún problema si usan la etiqueta de iglesia. Entendida esta como una asamblea cualquiera.
Es muy lamentable, pero cuando una persona pierde el respeto por el pastor de su congregación, llega a creer que esto le autoriza para irrespetarlo y no sujetarse a su autoridad. Adoptando una actitud de critica frente a todo lo que sucede en la congregación, esparciendo un peligroso veneno entre aquellos que son sus allegados. Esto al final casi siempre culmina con una división, en la que una nueva congregación se inicia, teniendo como primeras ovejas a personas que no pudieron aceptar con humildad el pastoreo de una ser humano establecido por Dios.
Generalmente a una congregación que se inicia como una división, le acompaña un destino caracterizado por futuras divisiones. Al menos que la separación haya sido justa delante del que escudriña los corazones. Sin embargo cuando una persona es encomendada por Dios a la predicación del Evangelio, debe procurar alcanzar a los no alcanzados, predicar donde nadie haya predicado.
Lo común hoy en día son las congregaciones que se encargan de reciclar cristianos inconformes, resentidos, arrogantes o en una vida separada de la ética y la moral cristiana. Cada quien busca una iglesia a su medida y si no la encuentran; que es lo más probable, entonces fundan su propia “iglesia”.
Esto nos conduce a recordar la redundante interrogante ¿Serán Ekklesía las Iglesias? Entendiendo iglesia como el auténtico cuerpo de Cristo; por quien él murió. ¿Será propio llamar a cualquier asamblea Iglesia? Y aún más ¿Qué será lo distintivo de una congregación que se ha convertido en iglesia? ¿Será iglesia de Cristo el lugar donde te congregas?
Definitivamente estas interrogantes deben abordarse con la debida seriedad, porque no depende del número de asistentes, ni de los equipos que posea, mucho menos de la elocuencia del líder. Una congregación necesita algo más que esto para llegar a convertirse en Iglesia. Todas estas cosas pueden lograrse en la fuerza de la carne, pero eso no garantiza que dicha reunión cuente necesariamente con la marca de autenticidad.
Es sumamente importante revisar las motivaciones reales que hay detrás de un esfuerzo por fundar una congregación. Si las motivaciones son santas indudablemente Dios está ahí, si las motivaciones han surgido de corazones enfermos y deseos megalomaníacos; Dios no estará ahí.
Lo que hace que una asamblea se convierta en Iglesia es que el Nombre de Dios esté en ese lugar, que la presencia real de Dios se manifieste; sin trucos ambientales ni manipulaciones psicológicas. La iglesia es esa reunión sencilla y humilde que cuenta con la experiencia permanente de disfrutar su fe, seguros que donde están dos o tres en su Nombre, ahí está Cristo. No depende del número de asistentes, no depende del edificio, no depende de la música. Todo depende de la salud emocional y espiritual de los congregados, y las verdaderas motivaciones que les mueven a reunirse.
Para concluir es necesario reconocer que en todas partes hay autenticas iglesias de Cristo; como también verdaderos pastores del rebaño del Señor.
¿Serán iglesia todas las iglesias? Juzgue usted

martes, 20 de julio de 2010

¿SON RELIGIOSOS LOS CRISTIANOS?

La religión es una de las expresiones culturales de todas las etnias en el mundo entero, algunas veces es definida por su liturgia, su organización, sus lugares sagrados y sus sacrificios.
El cristianismo, es considerado una religión, y al igual que la mayoría de las otras expresiones religiosas, posee algunos de los rasgos característicos de las religiones organizadas, tales como una clase sacerdotal, templos, organización y ofrendas.
Frente a esto surge una inevitable interrogante ¿Es realmente el cristianismo una religión? O ¿Será que es una manera diferente de definir una religión?
No ha sido fácil definir lo que realmente significa la palabra religión, cada persona ha asignado un valor de acuerdo a su concepción o conveniencia a este término. Incluso etimológicamente se vuelve difícil siendo fieles a la verdad definir su significado.
Sin embargo su uso es de dominio popular, y esta íntimamente ligado al quehacer espiritual, se define religioso a una persona que participa con devoción de cualquier expresión de fe.
Para Santiago en 1:27, donde generalmente se traduce la religión, el vocablo griego que se utiliza es θρησκεíα. Y no necesariamente debe traducirse como religión, probablemente la mejor traducción sea “culto”, hablando de la piedad y devoción que debe acompañar a una practica espiritual.
En este sentido cuando hablamos del cristianismo como una θρησκεíα, tenemos que reconocer que es una práctica cúltica, que es una expresión de adoración, que es una manifestación de fe.
Lamentablemente la concepción religiosa del culto se limita a los quehaceres dentro de los lugares sagrados, es decir que al parecer todo se limita a las cosas que se hacen como parte de la liturgia propia de cada culto. Sin que se espere que este culto acompañe al practicante en el resto de sus actividades cotidianas.
Esto nos conduce a revisar la interpretación que Santiago hace de lo que dentro del cristianismo debe entenderse como el culto a Dios. Es interesante observar cómo Santiago hace de la practica religiosa algo que va más allá de las instalaciones de los lugares sagrados y lo traslada hacía la relación que los practicantes del culto tienen con los débiles, los marginados y los desfavorecidos.
No cuesta mucho asistir cada domingo a una congregación y levantar las manos, llorar, reírse y si al caso colocar algo en el deposito de las ofrendas. Con estas acciones ya le cumplimos a la religión común, ya acallamos la voz nuestra conciencia, y ahora podemos volver al mundo real a continuar con nuestra vida, nuestros negocios y la consecución de nuestros egoístas sueños.
Frente a la pregunta si el cristianismo es una nueva propuesta de religión, la respuesta de Santiago rompe con los paradigmas de la época, Santiago habla de la religión pura e intachable, que no deja lugar a dudas de la autenticidad de la practica de fe y de la espiritualidad del profesante.
Esta propuesta posee elementos que no tienen mucho que ver con las expresiones cúlticas colectivas donde el religioso se oculta en el anonimato que propicia la multitud. Santiago sin lugar a dudas nos conduce a ir más allá de las apariencias, nos invita a llevarnos nuestra espiritualidad a las comunidades, colonias y residencias donde vivimos.
Es decir que el culto a Dios en los lugares sagrados carece de valor sino va acompañado de un estilo de vida caracterizado por una profunda sensibilidad frente a sufrimiento humano. No tiene sentido levantar las manos hacia Dios y cerrarlas hacia el prójimo.
Como decía una frase publicitaria “tu lástima no ayuda, tu donación si”, la iglesia cristiana habla del amor al prójimo pero difícilmente demuestra ese amor abriendo las manos para ayudar sin esperar nada a cambio. Generalmente las congregaciones están enfocadas en satisfacer sus propias necesidades que no creen poder ayudar a los necesitados de sus comunidades. Parece que lo más importante es construir suntuosos templos, equiparlos con lo último en tecnología y llenarlos de las más cómodas sillas, como monumentos a la vigente megalomanía entre los líderes religiosos y el culto ya no a Dios sino a la marca de la organización eclesial.
¿Será el culto que toma como pretexto el Nombre Dios cada domingo, un culto a Dios? ¿Será cristiana la práctica religiosa que se realiza en los templos cristianos? ¿Esta Dios realmente complacido con la manera en la que viven su fe aquellos que dicen ser sus adoradores?
¿Llevarán a sus comunidades su espiritualidad los que tanto anhelan participar en las actividades de plataforma en las iglesias? ¿De que manera estás demostrando el amor de Dios con aquellos que te necesitan?
No podemos tener una dualidad de vida, debemos demostrar en nuestra vida cotidiana lo que decimos ser en los templos, es tiempo de trasladar la vivencia cristiana a las calles de nuestras ciudades, hemos caído en el mal de decir pero no hacer, hablar pero no actuar.
En conclusión hay que reconocer que frente a la interrogante ¿Son religiosos los cristianos? A partir de la propuesta de Santiago, la respuesta es que los “cristianos” de la presente era no son religiosos. El culto que se dedica a Dios recibe su valor en la medida que demostramos esa devoción sirviendo al necesitado